En mi caso he optado por una pequeña calavera de atrezo, comprada para la ocasión, puesta sobre un montón de arena y revelada dando un toque tétrico. Una vez apiladas las fotos que permiten que el frontal esté completamente enfocado y la parte de atrás desenfadada, he puesto una capa negra y he ido borrando, muy poco a poco, la parte de la cara y del suelo. Finalmente he virado todo a sepia, porque el color original no me terminaba de convencer.
Aunque sólo quería enfocar el frontal, hice 8 tomas con la Fuji X-pro2 y el 80mm Macro f/2.8 a ISO 200, f/2.8 y 1/4s. Hay que tener en cuenta que a esa apertura, y a cortas distancias, la profundidad de campo es muuuuuuy pequeña... En este caso la iluminación no es la habitual del estudio en el que hago las fotos de este proyecto, sino una luz led reflejada contra la pared de la caja de luz.