Para ello, uno de los requisitos que nos hemos autoimpuesto es que las fotografías deben ser decorativas. La idea es que las personas que vean la exposición quieran llevarse alguna de ellas para poder decorar algún rincón de sus casas. En mi caso, he optado por una de mis fotografías de mi serie "líneas": una toma del Museo Guggenheim de Bilbao. De momento, como podéis ver, le ha gustado a la persona que ha diseñado el cartel...
La fotografía está tomada en 2011, el año en el que hice mi proyecto 365, con la cámara que me acompañó durante todos aquellos días (que aun conservo y que sigue generando fotos espectaculares, a pesar de su tamaño). Me refiero a la Canon PowerShot S95. Una pequeña maravilla que dispara en RAW, y que aguanta hasta un ISO 800 con cierta dignidad, lo que no está mal para tener un sensor ridículo... La foto está tomada a 1/125 con f/4.9 e ISO 100 y el tele a tope (22.5 mm, que es equivalente a 105mm en un sensor de tamaño "completo").
En cuanto al tamaño de la copia, está impresa a 30x40 cm, con tintas pigmentadas sobre papel Hahnemühle FineArt Baryta de 325 g/m², 100% α-Celulosa, extrablanco. Este papel es especialmente bueno para fotografía en blanco y negro, con una gama de grises y una profundidad en las sombras impresionante. Para esta fotografía limitaré el número de copias impresas en este tamaño a las que se vendan en esta exposición, más una prueba de autor que conservaré. Si quieres adquirirla, tienes los detalles en la página web de la exposición. Mi fotografía, por si la quieres identificar mejor, es la número 14.