El primer motivo, probablemente, es porque es una de las aficiones que me unen a mi padre. Hace 25 años que le echo de menos, y hacer fotos me une a algo que a él le gustaba mucho. Él fue quien me enseño los misterios de la apertura y la velocidad y como encuadrar una imagen para que la foto fuera "bonita". Estaba con él el primer día que vi como aparecía ante mis ojos una imagen de un papel en blanco, en un cuarto oscuro improvisado en el cuarto de baño de nuestra casa. Cada vez que hago una foto que me gusta, pienso que a él le habría gustado verla...
El segundo motivo tiene que ver con el estrés. Hay quien dice que ser profesor de universidad es una vida relajada, aunque yo siempre pienso que debe ser la vida de otros... Siempre he necesitado tener una actividad que me permita evadirme. Algo en lo que concentrarme fuera de mi trabajo con la intensidad suficiente como para "cambiar el chip". La fotografía, que ha estado presente en mi vida desde los 14 años, es la actividad que me permite hacer esto desde hace unos cuantos años.
Ademas, la fotografía me ha proporcionado un montón de amigos; gente con una pasión compartida que facilita ese proceso de evasión del trabajo del que hablaba antes. Para canalizar esta afición decidí hace unos años entrar en la Agrupación Fotográfica de Guadalajara, donde tengo muchos de esos amigos y donde puedo practicar otra cosa que uno lleva bastante dentro, que es es trabajar por tu comunidad "por amor al arte". Esto último tiene que ver con otra de las cosas a las que me dedico: los scouts, aunque eso es otra historia...
A lo largo de estos últimos años he pasado por diferentes etapas en esto de la fotografía: momentos con más necesidad de aprender, momentos con más necesidad de poner en práctica lo aprendido, momentos con menos ganas de hacer fotos y momentos con más ganas... He hecho exposiciones, colectivas e individuales (que siempre dan un poco mas de "yuyu"), he colaborado en proyectos colectivos como el Maratón de los Cuentos de Guadalajara y he afrontado proyectos personales, como el 365 del año 2011, he participado en unos cuantos concursos (ganando algunos y quedando fatal en otros) y hace ya unos años decidí que estaría bien ir dejando rastro de mi evolución como fotógrafo en este blog.
Está claro que, además, hay una razón de la que aún no he hablado: el ego. Siempre digo que el universo está en expansión para que pueda seguir cabiendo el ego de los fotógrafos. Pocas cosas hay que gusten más que ver que una foto tuya gusta a los demás. Además, el día que Dios repartió la gracia de la pintura y del dibujo yo hice pellas. No quiere decir que no sepa apreciar el arte, sino que soy incapaz de hacer arte con un lápiz o un pincel. La fotografía me permite hacer algo parecido, y cubrir esa necesidad de que lo que hagas guste a los demás, con herramientas un poquito mas técnicas :). Sin embargo, hace tiempo que aprendí de uno de esos amigos de la Agrupación Fotográfica de Guadalajara, que lo más importante es que hagas lo que te guste, tratando de "pasar" de lo que piensen los demás (gracias Quercus...). Esa forma de pensar es la que me llevó hace unos años, por ejemplo, a no intentar ganar de nuevo el concurso social de la AFGU. Ya gane un año, y para mi es suficiente. Ahora los que tienen que pelear, aprender y ganar son otros. Y así debería ser siempre. De la misma manera, cuando gano un concurso no suelo presentarme al año siguiente. No necesito demostrar a nadie nada. Cuando vuelvo a presentarme lo hago con fotos "poco elaboradas" o en una línea muy personal, que difícilmente ganarán. Lo hago por el pacer de participar.
Es cierto que sigo concursando y que me gusta ganar, pero nunca antepongo ese deseo al momento de haber hecho la foto, de haberla procesado y de haber disfrutado el proceso. Como también he sido jurado en varios concursos, tengo claro que los jurados tienen su idea de la fotografía, diferente de la de cualquier otro fotógrafo. Hace un par de días hablaba con un amigo sobe esto... Estábamos en el fallo público de un concurso y el me decía que el jurado había dejado fuera algunas fotos buenas, y que había elegido como finalistas otras que no lo eran tanto. Mi respuesta fue simple: eso habría pasado con cualquier jurado. Si es un buen jurado, solo habrá un 10% de fotos que se habrán quedado fuera a cambio de un 10% de fotos que han pasado esa selección contra tu criterio. Es lo normal. Por eso mismo, hace unos cuantos años deje de preocuparme por el resultado de los concursos. Si los gano, bien, y si no, también. Lo importante es el camino, no la meta.
Hoy mismo he comenzado un proyecto que me ilusiona mucho. Un encargo que creo que puedo hacer bien y que espero que genere algo que la gente pueda ver y apreciar. Algo que mi padre habría visto con orgullo y que me va a tener ocupado durante algún tiempo, con un problema complejo de abordar y con la necesidad de poner mis cinco sentidos en que todo salga bien. Un proyecto del que espero disfrutar con cada sesión de fotos y con cada tarde de procesado. Por que al final, esta es la razón por la que me dedico a hacer fotos...