Hoy he terminado de realizar el procesado de las fotografías que hice durante mi viaje a Esmirna, en enero de este año (2014). He seleccionado unas cuantas que reflejan aquello que vi: la ciudad y sus gentes, tanto en sus mezquitas como en las calles o en el bazar, un lugar increíble por el que perderse.
La ciudad
Esmirna es una ciudad moderna, de unos 3 millones de habitantes, que perfectamente podría estar en cualquier lugar de Europa. Si tenéis la idea de que Turquía no es Europa, dad una vuelta por Esmirna, y os quedará clara la auténtica realidad...
El mar
La ciudad vive de cara al mar. Ubicada en una bahía que hace de enorme puerto natural en el mediterráneo más oriental, los transbordadores comunican ambos extremos de la bahía, y los pescadores tratan de obtener algún fruto de su paciencia.
Momentos de oración
Una de las cosas que mas me sorprenden de los países musulmanes es cómo la gente abandona su actividad y cinco veces al día dedica un rato a la oración. Algunos en las calles, la mayoría en las mezquitas. Se trata de un proceso laborioso, que requiere una purificación del cuerpo y un buen rato de comunicación con Alá, bien en solitario, bien en grupo. Tengo claro que no conozco suficiente la religión musulmana, y desde luego, es una de mis asignaturas pendientes...
Por las calles
Las calles de Esmirna no reflejan precisamente riqueza. Salvo la zona mas cercana al lugar donde atracan los grandes cruceros, donde podéis encontrar las tiendas de moda o las joyerías más elegantes, el resto de las tiendas necesitan una mano de pintura y alguna que otra reparación. A medida que nos alejamos de esa zona, nos encontramos con el mundo real, en el que niños y viejos juegan y trabajan...
El bazar
... y la máxima expresión de ese mundo real es el bazar: un laberinto de calles en las que los puestos se entremezclan y la gente se amontona, mirando los productos y comprando aquello que necesitan.